lunes, 1 de octubre de 2012

Los sindicatos no consiguen ‘reinventarse’ y temen perder su poder de influencia

MADRID.- Los cambios generacionales, la irrupción de movimientos autónomos sin jerarquías aparentes y la comunicación instantánea por redes sociales, están socavando su poder de convocatoria. Toxo se queja de la escasa difusión mediática de sus convocatorias.

Las organizaciones sindicales han perdido influencia y capacidad tanto de liderazgo como de movilización. En el último año han sido otras plataformas o movimientos anónimos quienes han conseguido concentrar a miles de personas porque se han ganado la simpatía de los más jóvenes a través de las redes sociales. Líderes sindicales como Ignacio Fernández-Toxo reclaman más repercusión mediática y reconocen que necesitan un proceso de “reinvención” para volver a ganarse el respaldo social. Sin embargo, los expertos advierten que esta tarea tendrá que hacerse lo más pronto posible a través de un sistema de “podas” que deje a un lado el liderazgo y convierta a estas organizaciones en elementos vehiculares que hagan llegar los problemas de los trabajadores y de la sociedad en general al lugar donde se toman las decisiones.

El secretario general de CC.OO., Ignacio Fernández-Toxo, denunciaba este lunes en la radio pública la falta de difusión mediática que tienen las convocatorias sindicales frente a los espacios que ganan en todos los medios de comunicación las movilizaciones de convocantes aparentemente anónimos. Frente a la concentración que tuvo lugar el pasado 15 de septiembre, y que apenas tuvo repercusión mediática, las redes sociales reunieron a miles de españoles la semana pasada entorno al Congreso de los Diputados y estas protestas se difundieron en todos los informativos. El tratamiento informativo “no es equitativo”, porque la segunda recibió mucha más atención que las protestas en Neptuno convocada por los sindicatos pese “a ser muy numerosa”, denunció el líder de CC.OO. Después, Fernández-Toxo admitía el problema de credibilidad que atraviesan hoy los sindicatos y reconoció que “tienen que reinventarse” para evolucionar en la misma dirección que la sociedad.


Esta situación tiene varios orígenes. Por un lado, la ineludible crisis de credibilidad que atraviesan partidos políticos y sindicatos como consecuencia de la crisis política en la que se encuentra inmersa el país. Los principales barómetros revelan que la sociedad ve hoy a las organizaciones sindicales “más como un problema que como una solución”, explica Ismael Peña-López, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) en los Estudios de Derecho y Ciencias Políticas y Doctor en Sociedad de la Información y del Conocimiento. Esta crisis de legitimidad se origina en el momento en que la sociedad ve que sus verdaderos problemas no llegan a la cúpula donde se toman las decisiones y, en este punto, o tiran la toalla o buscan otras vías.


“La gente se organiza donde se encuentra cómoda”


La pérdida de poder de convocatoria que están atravesando los sindicatos españoles “responde a un cambio en la estructura social”, explica Pablo Iglesias Turrión, Doctor en Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid. Pero su poder de movilización “sigue siendo importante en las áreas clásicas donde tienen más presencia”, como en la industria y en los transportes. Sin embargo, a la hora de llegar a los jóvenes, ha sido más complicado. “En esta crisis de legitimidad de las estructuras políticas clásicas los jóvenes ya no cuentan ni con los partidos políticos ni con los sindicatos” y “la gente se organiza allá donde se encuentra cómoda”, subraya Iglesias.


En este contexto, han ido apareciendo otras formas de movilizar, otras alternativas, que se han valido de las redes sociales para llegar rápido y a más gente. Estas convocatorias se han llamado ‘anónimas’ y han concentrado a miles de personas en la puerta del Sol de Madrid a raíz del 15 de mayo de 2011 o en las inmediaciones del Congreso de los Diputados la semana pasada. Su éxito radica en dos aspectos, según el profesor Peña-López: más confianza y más rapidez. Por un lado porque “no son anónimas”, sino que cuando a una persona le llega la convocatoria por las redes sociales, la invitación proviene de un amigo, un vecino, un familiar o un compañero. Es cierto que “hay alguien que ha iniciado la convocatoria, pero ya no nos importa quién es”, explica Peña-Lòpez. Y, por otro lado, “el mensaje llega muy rápido” porque “resulta muy fácil encontrar información”.


Empezar a “podar el árbol”


Mientras los líderes sindicales reconocen que es hora de “reinventarse” para ganar la credibilidad y la influencia perdida, no parece que encuentren el camino para hacerlo. Hay que empezar por “podar el árbol”, asegura el profesor Peña-López. El camino empieza por “dejar de liderar y optar por instrumentalizar y por facilitar”, de modo que el sindicato se convierta en un órgano “vehicular” que haga que el mensaje de la población llegue a donde se toman las decisiones finales. Para ello, hay que hacer un trabajo de “diferenciar funciones” y ver cuáles “son relevantes y cuáles no” para fortalecer las que ayudan a las verdaderas demandas de la sociedad y dejar a un lado las que no. Además, esta tarea, advierte, debe hacerse de inmediato porque “la función sindical seguirá siendo importante”, pero si las organizaciones “no responden a las necesidades de la población a tiempo, lo harán otros como la plataforma ‘15M paRato’, la de Afectados por la Hipoteca o Democracia Real Ya”.


En este sentido, el profesor Pablo Iglesias Turrión asegura que ambos modelos “no son contradictorios” porque “no son formas de organización separadas sino que se superponen porque responden a movimientos distintos”, subraya. Por un lado el modelo organizativo clásico de los sindicatos sigue resultando en el sector industrial pero no entre las áreas de los servicios ni entre los jóvenes y las nuevas tecnologías donde los sindicatos tendrán que centrar sus esfuerzos porque “o se reorganizan, se reinventan o jugarán un papel cada vez menos importante”.

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