TEHERÁN.-
Sattar Beheshti tenía pocos elementos que le hicieran destacar en un
barrio obrero en el sur de Teherán llamado Robat Karim.
Como muchos vecinos, el trabajador de 35 años era un devoto
religioso y vivía en casa con su madre. Pero su vida cambió cuando el
año pasado inició un blog llamado "Mi vida por Irán".
Sus entradas a menudo se centraban en la lucha de la clase obrera
y las restricciones políticas en Irán, a menudo mezcladas con algunas
anécdotas personales de su vida diaria.
Conforme pasaban los meses, el tono del blog se volvió más
afilado y más político, con críticas abiertas al Gobierno e incluso al
líder supremo, una línea roja en la república islámica.
En un post reciente, Beheshti criticó un discurso pronunciado por
el líder, el ayatolá Ali Jamenei, en una reunión del Movimiento de los
No Alineados en Teherán con el título "Pronunciaste una sarta de
mentiras en vez de un discurso" sobreimpreso sobre una foto del clérigo.
Otros posts criticaban el inquebrantable apoyo de Irán a Hezbolá
en Líbano o subrayaban los apuros de los activistas de los derechos
humanos.
Las represalias comenzaron pronto.
"Ayer me amenazaron y me dijeron que mi madre pronto iría de luto" escribió Beheshti en un post el 29 de octubre.
Un día más tarde agentes de seguridad de la ciberpolicía iraní le
detuvieron. Su cuerpo magullado y golpeado fue entregado a la familia
una semana más tarde, y su muerte fue causada por tortura, según una
carta de contrabando de compañeros de prisión.
La reacción fue rápida y colérica, especialmente de otros
blogueros, incluso algunos progubernamentales, perturbados por el
destino de un joven pío sin historia conocida de activismo político.
Las mayores críticas fueron dirigidas a la ciberpolicía y su
campaña para detener cualquier intento de "revolución de terciopelo" en
la república islámica a través de Internet.
Responsables del Gobierno no han negado los abusos.
"Este individuo fue golpeado, pero sus golpes no fueron de tal
manera que provocaran su muerte", dijo el fiscal general Gholam Hossein
Mohseni-Ejehi en rueda de prensa el 3 de diciembre.
En el mes transcurrido desde la muerte de Beheshti, siete
policías fueron detenidos y el responsable de la ciberpolicía fue
cesado, un giro dramático de los acontecimientos en un escándalo
disgregador que ha sacudido el país.
Conforme aumenta la presión internacional sobre el controvertido
programa nuclear de Irán y hacen mella las duras sanciones económicas,
los dirigentes iraníes temen problemas en el interior, especialmente
ante las elecciones presidenciales, potencialmente turbulentas, que
deben celebrarse en junio.
La muerte de Beheshti expuso las fisuras políticas de Irán
mientras un grupo de diputados contrariaron al Gobierno del presidente,
Mahmud Ahmadineyad, y a los jueces para que abrieran una investigación.
Pero la herramienta más efectiva para dar eco a la inusual muerte de Beheshti fue la que él había elegido: Internet.
"Realmente creo que es uno de los mejores ejemplos del impacto de
Internet en Irán", dijo Mahmood Enayat, director del programa Iran
Media en la Universidad de Pensilvania y fundador de Small Media, un
grupo sin ánimo de lucro que se centra en mejorar el flujo de
información en sociedades cerradas.
Internet se ha convertido en un organismo supervisor, obligando
al Gobierno a reaccionar ante cualquier cosa que genere suficiente
atención, explicó.
"Ya no pueden simplemente ignorarlo".
Aunque muchos detalles de la detención y muerte de Beheshti son
turbios, algunos ya no se discuten. En la noche del 30 de octubre fue
detenido en su casa de Robat Karim y trasladado a la sección 350 de la
famosa prisión Evin, de Teherán.
Compañeros de prisión dijeron que fue colgado del techo de la
celda y golpeado. Se le ató por las extremidades a una silla y fue
golpeado de nuevo. A veces, los interrogadores lo tiraron al suelo y le
golpearon en la cabeza y cuello.
Un grupo de prisioneros políticos hablaron con Beheshti mientras
estuvo detenido y pasaron una carta basada en sus observaciones y su
relato de los hechos a activistas opositores.
"Cuando trajeron a Sattar a la sección 350, las marcas de tortura
eran visibles en todas las partes de su cuerpo", dijo la carta, firmada
por 41 prisioneros y publicada en webs opositoras.
Pese a las lesiones, Beheshti presentó una queja sobre cómo fue
tratado a funcionarios de prisiones. Poco antes de que fuera trasladado a
otras instalaciones, Beheshti dijo a sus compañeros que sus captores
pretendían matarlo. Cuatro días más tarde, las autoridades informaron a
su familia de su muerte.
Tras la muerte de Beheshti, fuentes de seguridad advirtieron a su
familia de que no hablara con la prensa y los agentes de seguridad
amenazaron con detener a su hermana si la familia no firmaba un
consentimiento sobre las circunstancias de su muerte, dijo su madre en
una entrevista con el servicio persa de la emisora de radio alemana
Deutsche Welle.
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