BERLÍN.- El interés alemán en el capítulo más oscuro
de su historia parece más fuerte que nunca en momentos en que el país
cumple varios aniversarios clave este año vinculados con la era nazi.
Una exposición que describe el ascenso al poder del Partido Nazi
recibe decenas de miles de visitantes. Millones de espectadores ven en
televisión un drama sobre el Tercer Reich. Una novela satírica en la que
Hitler llega inesperadamente al Berlín moderno se convierte en un
'bestseller' de la noche a la mañana.
En debates televisivos, en diarios y en Internet, la gente debate
continuamente sobre la época nazi. Se habla de lo que sus propios
abuelos hicieron y vieron y también del legado del régimen constriñe las
misiones de pacificación en el extranjero hoy en día, o de por qué los
manifestantes desempleados griegos y españoles satirizan a la canciller
Angela Merkel como una nueva Hitler.
El próximo mes, a los alemanes se les recordará dolorosamente que
los nazis aún pueden suponer una amenaza hoy en día, cuando una mujer
joven supuestamente inspirada por la ideología de Hitler sea juzgada por
una serie de asesinatos racistas cometidos desde el año 2000.
"El interés (en los nazis) es especialmente visible ahora por los aniversarios", dijo el historiador Arnd Bauerkaemper.
En enero se cumplieron 80 años desde que Hitler se convirtió en
canciller, en mayo se cumplirá el 80 aniversario de la simbólica quema
de libros que los nazis consideraban "anti-alemanes" y en noviembre se
marcará el 75 aniversario de la matanza de judíos alemanes en la "noche
de los cristales rotos".
El hecho de que la generación de la guerra está muriendo ha dado
urgencia a las conmemoraciones, ya que la gente joven interesada en lo
que ocurrió a menudo tiene que buscar información de otras fuentes.
"Como los muertos vivientes los demonios siguen volviendo a la
vida desde la oscuridad de la historia abstracta", dijo el semanario
Spiegel en uno de sus últimos y numerosos artículos sobre la era nazi.
"Nunca se acaba", decía el titular del Frankfurter Allgemeine
Zeitung en una entrevista con Nico Hofmann, productor de un drama
televisivo de tres entregas sobre cinco jóvenes alemanes en 1941-45,
'Unsere Muetter, unsere Vaeter' ('Nuestras madres, nuestros padres'). La
película tuvo más de siete millones de espectadores cuando se emitió en
marzo.
Hofmann dijo que produjo la serie en parte por su propio padre,
que fue voluntario en el ejército de Hitler con 18 años. El enfoque en
historias individuales es típico en el interés actual en los años 30 y
40, según Bauerkaemper.
"Este drama personalizado realmente ha tocado una fibra sensible,
especialmente entre la gente joven que se preguntaba cómo se habrían
comportado si hubieran estado vivos en esos tiempos terribles", dijo.
La serie no se cohíbe a la hora de reflejar la crueldad de la
guerra o de la culpabilidad alemana, lo que llevó al Bild a preguntar:
"¿Eran los soldados alemanes realmente tan brutales?". También llegaron
críticas desde Rusia y Polonia, mostrando cómo perdura la sensibilidad
después de siete décadas.
El embajador polaco se quejó de que mostraba a los combatientes de
la resistencia como anti-semitas. Alrededor de una quinta parte de la
población polaca, incluida gran parte de judíos, murieron bajo la
ocupación nazi.
Con su novela 'Er ist wieder da' ('Ha vuelto'), Timur Vermes se
adentra en la fascinación perenne con la personalidad de Adolf Hitler.
Ha vendido más de 400.000 copias, está siendo traducido a otros idiomas y
adaptado al cine.
La llamativa portada comprime el título del libro en el
característico bigote de Hitler, y su precio es de 19,33 euros, una
referencia clara al año en el que los nazis llegaron al poder.
En la novela, Hitler se despierta en 2011 para convertirse en una
celebridad de la televisión germano-turca y lanzar una nueva carrera
política con una campaña contra el exceso de velocidad y los excrementos
de perros en las aceras.
"Quiero mostrar que Hitler tendría una oportunidad de tener éxito
hoy en día justo como lo tuvo entonces, pero de otra manera", dijo
Vermes, reprochando lo que llamó complacencia alemana con los nazis.
Durante todo el año Berlín contará con exposiciones, obras de
teatro, películas, lecturas y otros eventos bajo la rúbrica "Diversidad
destruida" para conmemorar la rica vida artística e intelectual de la
Alemania de Weimar destruida por Hitler, y para ofrecer un vistazo en la
vida de la gente común.
Una exposición en el Museo de Historia alemana usa posters,
noticieros, el jazz, citas de testigos y artículos de las SS nazis como
botas, pistolas y cartillas de racionamiento para recrear el drama, el
horror y las esperanzas de aquellos tiempos. La comisaria Simone Erpel,
dijo que más de 40.000 personas visitaron la exposición en los primeros
tres meses.
"Este fuerte interés en los nazis no es nuevo, por supuesto, pero
lo que es relativamente nuevo es el nivel de respaldo oficial a este
tipo de exposiciones", afirmó.
"Se ha convertido en parte de nuestra cultura política común
enfrentarse al pasado nazi. No es muy políticamente correcto recordar a
las varias víctimas, los judíos, los rumanos, los homosexuales, a gente
discapacitada física y mentalmente y a otros", dijo Erpel.
Los puestos de información de la ciudad rememoran episodios de la
época y las historias de quienes se oponían al régimen como Albert
Einstein, Marlene Dietrich y los escritores Thomas Mann y Bertold
Brecht.
"La diversidad del Berlín cosmopolita de los años 20 y los 30 fue
destruido por los nacionalsocialistas en un corto período de tiempo",
dijo el alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, que es homosexual.
"Que hoy podamos atribuirnos haber conseguido tal grado de
diversidad no es una conclusión previsible. Es un logro de parte de
nuestra ciudad que debemos tratar de preservar activamente", sentencia.
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