lunes, 8 de septiembre de 2014

Julio Anguita: “La jauría que apuñala a Podemos le está dando más fuerza”


CÓRDOBA.- Cinco percances coronarios y varias anginas de pecho –la última este mes de agosto– no han podido con su arrolladora fuerza dialéctica. Tampoco con su activismo político. A sus 73 años, Julio Anguita promete seguir en la lucha. “Sí, estoy feliz”, ha declarado al diario local cordobés, entre otras muchas cosas.

–Su susto coincidió con la noticia sobre el ‘caso Pujol’, donde, por cierto, puede decir alto y claro aquello de “yo ya lo dije”.

–Mi vida política constituye, en cierta medida, una fuente de frustración porque muchas cosas fueron dichas en su época. Por denunciar lo de Pujol no te quiero decir la que me liaron, sufrí un acoso fortísimo. Hay mucha hipocresía en este país. Estas actividades se sabían y las sabía el Gobierno.

–¿Qué le indigna más: la actitud de Pujol o la hipocresía de quienes lo silenciaron?
–Todo, una persona corrupta no está sola, forma parte de un tinglado de financiación de fuerzas políticas. Existió en el PSOE y existe en el PP. Lo reconoció Rajoy con el asunto de Bárcenas. Todo esto hace un país donde el trinconeo , la prebenda y el soborno entre el mundo político y el empresarial, que es responsable, son cosas normales. También hay una parte del pueblo español que está contaminada porque participa del trinconeo .

–En el 2012 creó Frente Cívico Somos Mayoría, ¿qué balance hace de la plataforma?
–Cuando se lanzó la idea fue como un soufflé , después bajó y ahora empieza a subir poco a poco. Esto no tiene solución y ningún partido lo arregla. Es tan profundo lo malo que tiene que debe ser la mayoría, perdón por la palabra, puteada , la que se levante. Ocurre que esa mayoría está dispersa y Frente Cívico pretendía ser su nexo. Estamos intentando ponernos de acuerdo en un mínimo programático. Tenemos la vocación de organizar un contrapoder, sin afán de protagonismo. Detrás de muchos acontecimientos del último año está Frente Cívico.

–Se me ocurre un fenómeno que ha revolucionado al país.
–Te refieres a Podemos. Cuando se crea el Frente Cívico dijimos que el problema es la mayoría, eso significa que tenemos que conseguir sumar a gente que ha votado al PP. No planteamos el diálogo ideológico, sino algo programático como acabar con la corrupción. Esa idea ha cuajado en una organización que ha irrumpido como un relámpago y ha anidado en un colectivo al que el Gobierno le tiene mucho miedo: profesionales e intelectuales, gente de clase media parada. Tienen la proletarización que la clase media no tenía y los conocimientos. Se han depositado muchas esperanzas en ellos.

–¿Cree que la formación de Pablo Iglesias será capaz de plasmar su discurso en una estructura nacional coherente?
–Creo que lo van a conseguir porque además es necesario. Si no fueran capaces, lo digo cariñosamente, habría que pedirles cuentas.

–Ha defendido la unión de Podemos e IU con un programa común, ¿cree que es posible una candidatura conjunta?
–No solo de ellos, de Equo o Stop Desahucios. El programa es como una partitura y los colectivos son los instrumentos que repiten la melodía. Si alguna vez eso va en una candidatura, perfecto. Lo que tenemos enfrente es poderoso; hay que derrotarlo. No se trata como se decía antes, aunque yo no estaba de acuerdo, vamos a subir para que el PSOE gire a la izquierda. No, vamos a sustituirlos cuando podamos.

–¿Alberto Garzón o Pablo Iglesias?
–Son distintos y soy incapaz de inclinarme por uno. Alberto tiene experiencia de organización, conocimientos de Economía y ha conectado con la calle. Pablo tiene una gran capacidad y ha intuido algo que se han perdido los demás: el problema no es de izquierda frente a derecha, es de la mayoría contra la oligarquía económica y política. El mensaje de Pablo no es nuevo, pero en su voz suena fresco.

–¿Le ha sorprendido el ataque furibundo de los partidos clásicos, incluido el PSOE de Alfonso Guerra, hacia Podemos?
–La jauría que los está apuñalando no sabe que le está dando más fuerza. No me sorprende. Este país ha vivido de blufs y este señor al que cita es uno de ellos. De izquierdas no tiene nada.

–¿Por qué ni los casos de corrupción han impulsado la regeneración de los partidos?
–Es imposible que los partidos que se subvencionan irregularmente se regeneren. La política se ha transformado en ganar elecciones y para lograrlo hace falta dinero, mientras eso siga así no podrá conseguirse nada. O hasta que el pueblo que no está contaminado diga basta.

–¿Qué responsabilidad tiene la ciudadanía?
–La corrupción tiene anclajes en el mundo diario y ésta es una sociedad fundamentalmente corrupta. Los valores democráticos nunca han tenido gran fuerza.

–¿Qué siente cuando alguien dice que es “un golpe de Estado” que dos partidos pacten desbancando al alcalde que votó la mayoría”?
–Imagínate que la propuesta de reforma electoral la hubiera hecho Nicolás Maduro, automáticamente las legiones angélicas y arcangélicas habrían dicho: golpe de Estado. Una persona puede tener la mayoría de votos, pero son mayoría los que no le han votado. Y esos, ¿por qué no van a poder hacer alianzas?

–Con la abdicación del Rey, ¿se ha perdido una oportunidad?
–Paradójicamente tenemos un país que tiene dos reyes y dos reinas, el summum de la casposidad. La abdicación de Juan Carlos le fue impuesta y la tuvo que aceptar. El poder sabe que tiene que haber un consenso entre los dos partidos y lo ha habido. Para ello conviene la figura de un Rey alto y guapo, que cumpla ahora el papel que cumplió su padre en la transición. Por cuestión de Estado pactarán como lo han hecho en Alemania. El pueblo se lo ha tragado, ha creído que el pobre monarca estaba cansado de trabajar por España.

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