BARCELONA.- Ni Andorra, ni Suiza. Y ahora tampoco Liechtenstein. La justicia del
pequeño principado centro europeo ha informado que no responderá la
comisión rogatoria enviada por el juzgado de Instrucción nº31 de
Barcelona, que investiga la fortuna de Jordi Pujol en el extranjero.
Las autoridades de Liechtenstein responden que la petición de
información que le planteó la magistrada "no puede ser atendida", ya que
la justicia española no le ha demostrado que el dinero supuestamente
evadido tiene un origen ilícito y, recuerdan que, sin esa condición
Liechtenstein no "no ofrece asistencia penal". Se trata de la misma
argumentación que en su día dieron las autoridades helvéticas y
andorranas para no colaborar con la justicia española.
La magistrada Zita Hernandez, entonces a cargo del juzgado, el pasado
noviembre pidió datos bancarios del expresidente después de que días
antes la más alta instancia judicial del principado centroeuropeo le
informara de que había abierto una investigación por un supuesto delito
de capitales contra el expresidente ante la sospecha de que él y su
familia están detrás de numerosas y turbias operaciones societarias
desde firmas radicadas, al menos parcialmente, en ese pequeño país.
La existencia de esta investigación se conoció después de que el
comisario jefe de la Oficina Nacional de Interpol en España, José María
Larriba Rodríguez, remitiera a la juez Hernández un oficio en el que le
anuncia que Interpol Vaduz les había comunicado que el juez Michael
Jehle, de la "Princely Court of Justice" había abierto un procedimiento
«por sospechas de blanqueo de dinero» contra «el que identifica como
Jordi Pujol nacido el 9 de junio de 1930», es decir Jordi Pujol Solei.
El magistrado de Liechtenstein pidió entonces que se le faciliten los
«registros policiales y condenas» del expresidente en España.
Sin embargo, ahora, el oficio remitido por Liechtenstein desmiente su
propia versión. El escrito asegura que aquellas diligencias contra
Pujol fueron “suspendidas” en “un plazo de tiempo relativamente corto,
tras llevar a cabo diversas investigaciones".
"En contra de las primeras
suposiciones no se pudo establecer conexión entre la persona jurídica
en cuestión y Jordi Pujol", apunta el oficio. El propio expresidente, en
su declaración el martes, negó de manera tajante haber tenido jamás
dinero en Liechtenstein.
El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol reconoció ante la juez
que no dispone de "ningún papel" que acredite el origen de su fortuna
oculta y admitió que la carta de su padre que demostraría que procede de
un legado tiene "valor relativo" porque, pese a ser manuscrita, no está
firmada.
"Es un escrito que no está firmado, quiero decir, tiene un valor
relativo. Es un manuscrito, eso sí. No sé qué valor tiene", reconoce
Pujol, que explica que esa carta, que la familia no ha aportado al
juzgado, está en posesión de Marta Ferrusola.
Al final de su interrogatorio, la juez quiso aclarar si existía algún
documento o certificado bancario que acreditara, cuando su padre
falleció en septiembre de 1980, que existían los fondos que, según la
versión de Pujol, les legó fuera de la herencia:
"- Pujol: No lo sé.
- Juez: ¿Existe algún documento en septiembre de 1980?
- Pujol: No. No tendría lógica que existiera. Sería absurdo. Era un
negocio (el de su padre Florenci, que se dedicaba al intercambio de
divisas) que era tolerado y más o menos protegido por las autoridades de
la época, pero que era ilegal. No se certifica con un documento con
sellos y timbres.
- Juez: Ese dinero estaría en alguna parte.
- Pujol: Lo sabría mi padre. Pero yo no lo sabía.
- Juez: En enero de 1990, cuando sus hijos son mayores de edad, ¿es
posible que (el administrador de la fortuna oculta) Delfí Mateu,
remitiera algún papel, un 'aquí lo cedo'?
- Pujol: Seguro que no. Al menos, yo este papel no lo tengo, ni lo he pedido.
- Juez: Una rendición de cuentas de Mateu, que dejara constancia...
- Pujol: La rendición de cuentas la hizo con mis hijos.
- Juez: ¿Algún hijo guarda la liquidación?
- Pujol: Pues no lo sé. No sé si se hizo esa rendición. Yo no tengo ningún papel".
A lo largo del interrogatorio, Pujol también relata que su padre
llevó el asunto con un gran "secretismo" y que tampoco conocían la
existencia de esta fortuna la familia de dos de los tres administradores
del dinero (ambos ya fallecidos): Delfí Mateu y su primo Joaquim Pujol i
Figa.
"Mi voluntad de quedar al margen de este tema, que es radical,
también se hizo de una forma muy muy radical. Yo sé que Mateu o Joaquim
Pujol actuaron de una forma... yo comprendo que a veces puede producir
situaciones desagradables, de infidelidades, pero... yo no contaba con
eso y no se produjo", indica Pujol.
El expresidente catalán admite a la juez que, pese a que se
desentendió del asunto, era "inevitable" que se enterara de algunos
detalles y que expresara su opinión, como por ejemplo cuando se propuso a
Joaquim Pujol que siguiera administrando el dinero, función que ejerció
durante medio año.
"Yo me opongo, no porque no me guste la persona, no porque no sea un
buen hombre, sino porque quiero que Joaquim Pujol juegue un papel más
importante en la administración (le nombró secretario general de
Presidencia de su ejecutivo). En este caso, actué no pensando en si era
bueno para mis hijos, no como representante de mis hijos", apunta Pujol.
"Yo no intervenía, pero es forzoso que conociera algo", alega ante la
juez Pujol, por lo que también se desentendió de la decisión de que el
nuevo administrador fuera su primogénito, Jordi Pujol Ferrusola.
Sobre el papel que ejerció Jordi Pujol Ferrusola, su hermana Marta
aseguró ante la juez: "El que gestiona el fondo es mi hermano Jordi y lo
tiene invertido en 'cosas' y acordamos que nos lo irá repartiendo a
medida que haya liquidez o vencimiento de 'cosas'".
Por su parte, Pere Pujol aseguró ante la juez que cuando su hermano
Jordi asumió la gestión del legado les comunicó la existencia de estos
fondos: "Nos dice que asumirá la gestión de este legado y no nos ha
pasado cuenta de qué ha hecho con este dinero hasta el año 1992.
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