Los
militantes del Partido Popular y sus dirigentes provinciales han salido
con ánimo en alto tras la convención celebrada el pasado fin de semana
en Madrid. Eso pese a que la victoria de Syriza en las elecciones
griegas, con patinazo incluido del presidente del Gobierno al viajar a
Atenas para apoyar a su colega del Consejo Europeo, Antonis Samaras, le
ha robado gran parte del protagonismo mediático a los populares. Pero el
encuentro, reencuentro prefieren decir algunos destacados dirigentes
del PP, entre los militantes y sus líderes parece haber sacado del
abatimiento en el que había caído la militancia popular.
Por
primera vez en mucho tiempo los militantes, los que están en las
sedes provinciales, los que llegadas las elecciones hacen el
trabajo más oscuro pero probablemente el más eficaz durante las
campañas, han tenido contacto directo con los dirigentes y los
miembros del Gobierno, a los que sentían muy alejados.
También
ha ayudado a levantar su ánimo los resultados optimistas que les
han transmitido de las encuestas electorales que manejaría el
Partido Popular o lo que es lo mismo, los sondeos que maneja el gurú
del partido, Pedro Arriola.
Se trata de los datos que trasladó a
la cúpula del PP cuando se reunieron un sábado a principios de año
en Toledo. Según las fuentes populares, la cifra que maneja Pedro
Arriola situaría la proyección de voto de la formación
conservadora muy cerca del 30 por ciento. Es lo que ha llevado a sus
líderes a hablar de posibilidad de victoria si el partido se
moviliza.
El mensaje a lanzar desde Madrid era claro, los
populares tienen todavía la posibilidad de conseguir victoria,
pese a Podemos. Pero también saben que el mensaje tiene que venir
acompañado con decisiones que no vuelvan a afectar los ingresos de
los ciudadanos. Recuperación, bajar los impuestos, creación de
empleo y el anuncio de alguna medida de carácter social serán las
palabras que más se van a repetir a partir de ahora.
Volviendo a
la convención del fin de semana, hay que recordar que hubo algún
incidente menor más. Por ejemplo el haber programado la
intervención de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de
Santamaría, a las cinco de la tarde, coincidiendo con el partido de fútbol del Real Madrid en Córdoba.
Para compensar, quizás le
estaba presionando en el subconsciente, el ministro de Sanidad,
Alfonso Alonso, cuando la presentó, lo hizo como presidenta del
Gobierno. Luego tuvo que rectificar mostrándose más “rajoyo” que
“sorayo”.
En las filas del PP se siguen preguntando por qué los
asesores se empeñaron en convencer al presidente para que viajara
a Atenas cuando ya se conocía que la media de los sondeos de más de
una decena de institutos de opinión pública daba como claro
ganador al líder de la confederación de partidos radicales de
Izquierda, Alexis Tsipras. La fotografía con el perdedor no ayuda
nada a Rajoy ni consigue contrarrestar el ‘efecto Podemos’.
Además
estos mismos analistas apuntan a un segundo gran error. No haber
logrado que el ex presidente del Gobierno y presidente de honor del
Partido Popular, José María Aznar, pronunciara un discurso de
apertura de su convención menos desabrido en la formas.
Queda
tiempo de cara al inicio de la campaña para tratar de mejorar las
relaciones con el expresidente del Gobierno. Aznar mantiene un
ascendiente muy importante en parte de los militantes
populares. Lo que peor resiste el electorado es la división de
su propio partido.
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