Para Rajoy –que, no nos olvidemos, llegó a la presidencia engañando a
sus votantes–, vamos hacia la prosperidad, lo que, aparte del cinismo
inaudito de utilizarlo para quitar importancia a la corrupción, es la
mentira más grande jamás contada: España no va hacia a la prosperidad,
sino a la pobreza, al menos para la inmensa mayoría de
la población. La decisión de compra masiva de deuda por el BCE –donde el
riesgo de impago lo correrán los españoles, lo que cuestiona la
coherencia de la Eurozona– y el paro –que creció en
31.000 personas, nueva demostración del frenazo en seco de la economía
pero que han camuflado con la cifra anual de 433.900 empleos creados (un
80% precarios o basura)– son dos hechos que constituyen un auténtico
desastre para los españoles.
Y son un desastre porque el QE solo servirá para que la banca pegue el pelotazo de su vida, para incrementar la desigualdad
y para que Rajoy riegue de dinero a las comunidades autónomas y
ayuntamientos más despilfarradores y corruptos. No servirá para
reactivar la economía real ni para mejorar el nivel de vida de los
españoles, solo permitirá al Gobierno aplazar los ajustes
presupuestarios y justificar reformas estructurales contra los salarios,
pero no contra los monopolios ni el gasto improductivo. Lo que España
necesita es menos Estado, menos gasto público y menos impuestos, y esto lleva justo a lo contrario. Y es un desastre porque la política de Rajoy conduce al mercado laboral al tercermundismo con empleo precario y salarios de miseria. Este Gobierno no está creando empleo, solo está repartiendo la pobreza.
Rajoy se cree Alejandro Magno
Copiando
lo esencial de la arenga de Alejandro Magno a sus falanges macedonias
en la batalla de Gaugamela en el 331 a.C., que destruyó al Imperio
Persa, “un día podréis decir que yo también estuve allí”, un Rajoy que
ha perdido completamente el sentido de la realidad –¡asimilar una banda
de inútiles a los héroes macedonios!– se dirigiría a sus leales, que completando la labor del contador de nubes,
nos han llevado a la ruina, para exigirles “vender recuperación
económica por encima de todo”. Nada mejor que la cifras de diciembre de
la Comisión Europea para desmontar esta gigantesca patraña.
La
primera columna, ‘PIB a precios constantes’, es la que manejan
Gobierno, Comisión y FMI (que jamás ha dado una en sus previsiones),
porque es la empleada para realizar comparaciones internacionales, pero al sobrevalorar los precios no mide la riqueza creada,
y las diferencias cuando la deflación es profunda, como es nuestro
caso, resultan enormes, tanto como un 1%. Pero aun utilizando un PIB que
no mide la creación de riqueza, España no es la que más “crece” de la
UE ni de lejos.
Pero si ahora medimos la verdadera creación de
riqueza, el valor de los bienes y servicios producidos a los precios a
que realmente se han vendido o PIB a precios de mercado (PIB pm),
entonces el crecimiento de España es el más bajo de
Europa, exceptuando Italia; es solo la tercera parte del crecimiento de
la Eurozona y 8,5 veces menos que el de la UE. ¿Tan difícil es de
entender esto para la oposición y acabar de una vez con esta patraña del
PP? Y cara a 2015 es lo mismo: si la economía española crece al 1,7% a
precios constantes y la inflación se estima en el 1,5%, la riqueza creada sería del 0,2%, un crecimiento irrisorio.
La
tasa de paro es más del doble que la UE. Y si vamos al paro de menores
de 25 años no hay palabras. Para la Comisión Europea “el nivel de paro
juvenil en España es insostenible”. Y es que la política económica de
Rajoy ha sido un desastre sin paliativos, solo sostenida por la barra
libre del BCE. En julio 2012, con España al borde de la suspensión de
pagos, Draghi lanza su famoso “haré todo lo necesario y, créanme, será
suficiente”, y sin condicionante alguno empieza a repartir dinero masivamente.
Desde entonces Rajoy nos endeudaría en más de 590.000 millones de
euros, un 58% del PIB. Un disparate histórico: nunca nadie había
endeudado así a España en tan corto tiempo, algo que condenará a la
ruina a varias generaciones.
En este sentido, resulta inaudito que
desde la izquierda, con Podemos a la cabeza, se acuse a Rajoy de seguir
políticas de austeridad. Nada más lejos. Ha expoliado sin contemplaciones a las clases media y obrera
y cercenado el gasto social, llevando a la exclusión social a millones,
pero ha gastado ríos de dinero en rescatar a las élites financieras y
empresariales de sus desastrosos errores, en devolver a las cajas
alemanas hasta el último céntimo, y en mantener el mayor despilfarro y
corrupción pública de nuestra historia, sobre la que asienta su
estructura de poder. ¡Y con esta realidad el PP monta el fin de semana
un auténtico festival del engaño y de la mentira! Rajoy se mofa de los
españoles.
Y además sacan a Aznar, el que nos metió en el euro sin el más mínimo
análisis de los riesgos y para ello tuvo que vender a precio de saldo
las mejores empresas públicas a los oligarcas nacionalistas; el que tuvo
de vicepresidente económico a un delincuente, al que enchufó en el FMI
gracias a su amigo Bush y de donde sería expulsado por inepto; el que cedió la competencias de Educación a los separatistas
y también las becas, un instrumento poderosísimo para fomentar la
secesión ¡que ni siquiera se habían atrevido a pedirle!; el que
defenestró a Vidal Quadras porque Pujol se lo pidió, lo que hundió al PP
en Cataluña para siempre. Aznar afirma que “España necesita más PP y
más Estado, no menos”, o sea que España necesita más inútiles, más
corruptos y más gasto público, ¡hay que echarle narices!
El BCE inyecta el dinero, pero no comparte el riesgo
El
BCE va a inyectar en la Eurozona 60.000 millones de euros al mes a
partir de 1 de marzo durante 19 meses y seguro durante más tiempo,
porque la medida no va a funcionar. Pero esta vez el BCE limita el riesgo compartido al 20%,
el 80% restante deberá afrontarlo el Banco de España o sea, los
españoles. Dicho de otra forma, los alemanes corren con una parte
ridícula del riesgo, pero se llevan el 100% de los intereses. El euro es el gran chollo de Alemania:
si el euro se rompe, el marco se revalorizaría un 50%, y su economía
caería en picado. Para España el euro es una trampa sin salida posible,
en la que nos metió Aznar sin molestarse en analizar nada, aunque estaba
demostrado que sería un desastre (1), como algunos explicamos en vano.
Y
¿a dónde va a ir ese dinero? Pues al mercado secundario de deuda y,
básicamente, a la banca, lo que aparte de que reducirá más aún la parte
de los salarios en el PIB a favor del capital, va a ser el pelotazo de
su vida. Tiene mucha deuda con intereses al 4% y ahora están al 1%, y su
valor va en sentido inverso, y de tener la duda, si lo cobraran ahora,
se forrarían. La idea es que, como la banca va a tener un exceso de liquidez,
lo preste a la economía real, pero eso no sucederá porque con la total
incertidumbre actual y la economía en crecimiento cero en términos
nominales, nadie sensato se va a endeudar para invertir. La banca invertirá fuera en mercados emergentes en busca de rentabilidad.
El otro gran beneficiario es el Gobierno, que podrá financiar sin
problemas (de momento) el gigantesco tinglado clientelar de despilfarro y
corrupción que le mantiene en el poder, y pagar los agujeros de los oligarcas del Ibex,
como autopistas de peaje, un error ruinoso de las grandes
constructoras, o la ruina de Sareb, que compró toda la basura
inmobiliaria de la banca al doble del precio de mercado y está generando
un agujero monumental. De momento, Rajoy dará 8.000 millones a las CCAA
más despilfarradoras y corruptas para que puedan contratar a más
familiares y amigos y gastar dinero a espuertas antes de las elecciones.
El QE no
creará inflación, como demuestran las medidas similares tomadas en EEUU o
Japón; el dinero no circulará porque sobra liquidez en el sistema financiero y familias y empresas están desapalancándose;
y no se arreglaran los problemas estructurales –excepto acentuar la
deflación salarial–, sino todo lo contrario, como sucedió con la barra
libre de 2012. Y concluye: “Aumentará mucho más el peso de la economía
financiera sobre la real, se deprimirán aún más las rentas del ahorro, crecerán las desigualdades
–en las que ya somos campeones de Europa, añado– y, al final del día,
cuando la burbuja estalle, todos seremos mucho más pobres por
generaciones y generaciones”. Esta es la política Rajoy que es envidia
del mundo.
La EPA y el millón de empleos de Rajoy
La
EPA del cuarto trimestre ha sido un jarro de agua fría en el
triunfalismo de humo y mentiras que nos venden el PP y sus terminales
mediáticos. El paro aumentó en 31.000 personas, aunque se generaron
63.100 puestos de trabajo (la diferencia se explica por la variación de
la población activa), así que han echado mano de la cifra anual para sacar pecho
porque se les está desinflando hasta su propia trampa de creación de
empleo basura. Según este, en 2014 se han creado 433.900 nuevos puestos
de trabajo, pero vamos al detalle: 43.400 son trabajadores por cuenta
propia, profesionales que se dan de alta como autónomos para seguir
cotizando a la Seguridad Social, para tener derecho a una pensión, no
tienen empleados ni actividad en su inmensa mayoría. No son empleos, es
otra cosa. Seguimos, 176.900 con contrato temporal, o sea, precariedad
elevada a infinito. ¿Y qué nos queda? 212.800 empleos a tiempo
indefinido, menos de la mitad.
Y ahora, ¿qué ocurre con los 212.800 empleos indefinidos? Pues que
18.100 son empleo público, a dedo en su mayor parte o con oposiciones a
medida; nos quedan 194.700 y ahora, ¿cuántos son a tiempo parcial con
sueldos de 600 euros? 66.500, o sea, trabajos indefinidos a tiempo
completo, 128.200. ¡En el año de la recuperación! Y lo que no sabemos es
con qué nivel salarial, pero desde luego miserable la mayoría. De los
433.900 nuevos empleos, al menos 350.000 o el 80% lo son con salarios entre indignos y de miseria.
Rajoy dice que creará un millón de empleos, de los cuales 800.000
serían de 600/800 euros mes, pero ni siquiera eso: el último trimestre
se han destruido 31.000 empleos y, si extrapolamos esa cifra a 2015 como
hacen los analistas anglosajones, el paro subiría en 120.000 personas
en 2015. En línea con ello, según la Organización Mundial del Trabajo,
el paro en España no bajará del 21% en diez años.
En resumen, este
es el camino a la prosperidad que ofrece Rajoy a los españoles: un
gasto que está fuera de control; una deuda pública que superaba los 1,4
billones de euros a septiembre (1,02 billones la computable por
Bruselas) cantidad imposible de devolver y que necesitará de una fuerte
quita; un empleo tercermundista; bajar más aún la parte de los salarios
en el PIB que ya ha reducido a su mínimo histórico y al mínimo de
Europa; una insolidaridad sangrante –somos el país con mayores
desigualdades sociales de la OCDE y el QE y el empleo basura la
incrementarán– y un paro juvenil que deja sin expectativas de encontrar
trabajo a la mitad de la juventud. Por ello es imprescindible un cambio político radical,
porque la regeneración es imposible, nunca en la historia ha sucedido.
La oligarquía política que nos ha llevado a la ruina debe ser destruida.
Son ellos o nosotros.
(1) Robert Mundell había
desarrollado en 1961 la teoría de las zonas monetarias óptimas,
explicando en detalle las ventajas y los inconvenientes. Era obvio que
España no debía entrar en el euro. Las asimetrías juegan a favor de
Alemania y en contra de España. Claro que ni Rato ni Aznar sabían quién
era Mundell ni les importaba un pimiento: querían estar en el club de
élites y punto, y los españoles, ¿qué iban a saber estos pobres
ignorantes lo que les convenía?
(*) Catedrático de Economía en la Universidad Politécnica de Madrid
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