lunes, 9 de febrero de 2015

El biograma dominical / Ramón Cotarelo *

Humo están echando ya los medios y esta noche habrá fuegos de artificio en esas tertulias en las que tanto se aprende. En las resacas de los amargos reproches y las dulces esperanzas se toman las decisiones que determinarán el futuro. Sobre el despecho o la embriaguez de un momento apenas entrevisto en una hoja volandera que refleja el humor de la gente en una fría y soleada mañana de invierno.

El PP se mantiene gracias a la mezcla de choriceo e incompetencia que constituye su acervo; el PSOE sigue su largo lamento de Dido a ritmo de pasokización y distribuye suaves reproches de acero bruñido; IU y UPyD compiten por las llaves del sótano y en cualquier momento los desahucian del gráfico porque ¿de qué sirven partidos que no alborotan el café con churros de los lectores? Podemos tropieza con el cielo que quiere asaltar y cada vez toma un color más bacalao: ya son más quienes no lo quieren que quienes lo quieren, según van descubriéndolo. Y Ciudadanos se apunta todos los bailes en el carné, gracias al talle juncal de su fundador, una especie de virgen vestal sobre el fondo del recio macizo de la raza.

Y todo eso para hablar de seis meses. Échese la vista un poco más atrás, pues siempre es bueno tomar distancia para ver el conjunto. A la derecha, un gráfico de servidor con los resultados de las elecciones desde 1977. Es lo mismo y no es lo mismo. Podría haberlo hecho desde las elecciones de primeros del siglo XX y, salvo el paréntesis de la apacible época de la dictadura, en la que gobernaron los parientes, amigos e ideólogos de quienes lo hacen ahora, el resultado también habría estado lleno de enseñanzas. La primera de todas, que solo figuraría una línea: la del PSOE.

Todo esto es un texto alusivo a la que debiera ser la reacción de los socialistas, que es de quienes, en el fondo, se narra aquí la fábula, de cuyos tristes destinos, de cuyo probable aciago final. El atribulado viandante al que, por motivos muy distintos, todos se remiten, todos atacan, todos tienen en mente.

Palinuro no necesita aclarar que no es del PSOE ni lo ha sido nunca. Pero tiene una especial debilidad por las causas perdidas y le resulta imposible no inmiscuirse siempre que ve a alguien acosado por fuerzas superiores. Como es el caso. En el fondo, toda esta historia es un retrúecano del famoso lema de Alejandro Dumas, "todos contra uno y uno contra todos". Si non è vero... y justo el tipo de situación que encanta al piloto bloguero.

Tres consideraciones a partir de una hipótesis de partida: en esos lamentables resultados del PSOE hay mucho voto oculto en la espiral del miedo. Hagan una prueba: vayan a una barra de un bar  lleno de clientes y anuncien que van a votar al PSOE si se atreven. A ver si salen vivos.

Las consideraciones:
  • Pertenecer, hablar y actuar en nombre de un partido centenario que ha sido decisivo en la configuración de la España actual (y que, precisamente por su éxito pasado, tanta hispánica envidia despierta) implica una responsabilidad muchísimo mayor que los empecinamientos, los chanchullos de rebotica o las astucias para auparse a donde los propios méritos no impulsan. Una responsabilidad contraída no solo frente a los militantes y votantes, sino frente al conjunto de la población y, por supuesto, ante la propia conciencia, si se tiene.
  • El patriotismo, a juicio de Palinuro, es normalmente una estafa y el patriotismo de partido también. No es lo que los demás hayan hecho de lo que debes ufanarte, sino de lo que tú hagas, cuando te toque. Es si estás a la altura de lo que las circunstancias te exigen o, simplemente, vas de cuentista por la existencia para satisfacer tus intereses o tu ego. En cuyo caso, quizá debieras considerar la posibilidad de largarte a tu casa o a donde hagas menos daño.
  • Quien no reacciona ante la amenaza de catástrofe no lo hará cuando esta llegue. La actual dirigencia del PSOE deberá decidir si quiere pasar a la historia como quien permitió que un Pablo Iglesias destruyera el partido de otro Pablo Iglesias. Si quiere eso o reacciona. Y reaccionar es algo bien claro: dejar de hacer el imbécil con rencillas de corrala, con medros personales de cortijo, con ambiciones de gran estadista de pacotilla, con venganzas personales, jugarretas de internado y maledicencias de pensionista de pueblo. Significa, en una palabra: hacer autocrítica por el pasado, proponer enmienda, ejercer como partido de oposición y no como muleta del gobierno de la corrupción, articular un discurso socialdemócrata claro, poner a punto una estructura de partido que es su principal activo y está hoy abatida y desorientada, proponer ideas para los grandes temas de Estado y no excusas, y actuar, conjuntamente, coordinadamente (no monolíticamente; eso es para otros), sabiendo que, por encima de los mezquinos intereses personales están los del partido y por encima de los mezquinos intereses del partido, los de la gente sin más cuya confianza se solicita.
Y se tendrá. Si se merece. 
 
Vuelve Max Weber
 
Podemos cerró ayer la campaña de primarias previa a las autonómicas de Madrid en la Plaza del Reina Sofía. Hacía frío y los cronistas señalaron que la asistencia no fue la de otras veces, unas doscientas personas. El día anterior había hecho cierre la candidatura alternativa, encabezada por Miguel Urbán en el Ateneo de Madrid en donde probablemente hay un aforo similar, aunque sin duda la temperatura era más agradable.

En su discurso en el Reina Sofía, Iglesias, que ya tiene maneras de candidato a presidente del gobierno, interpeló directamente a Rajoy pidiéndole elecciones anticipadas y no mencionó siquiera al PSOE. Cuando se piden elecciones anticipadas uno quiere ganarlas y cree que puede hacerlo. Oposición frontal al gobierno. Elecciones anticipadas es lo primero que pidió el PP nada más perder las de 2008. Porque siempre se actuará en oposición al gobierno sin compromiso alguno. Igual que Podemos: quiere quemar etapas; llegar cuanto antes a la confrontación electoral y sustituir a los que mandan. 
 
Frente a esto, el PSOE sigue ofreciendo un aspecto desmadejado. En Baleares, en una convención de su partido, Sánchez aseguró que el PSOE es el que mejor sabe cómo ganar a la derecha y que es al PSOE a quien el PP verdaderamente teme, aunque no se ve por qué pues no pide elecciones anticipadas ni presenta moción de censura. Y si tanto le temen, es incomprensible que la señora Aguirre, entrevistada en Salvados no lo mencionara y, en cambio cerrara contra Podemos.

A su vez Podemos tampoco lo menciona, pero carga contra el PP. Aquí alguien está descolocado y da la impresión de ser Sánchez.

No obstante, el discurso de Iglesias tuvo también una faceta muy digna de mención y fue su duro ataque a IU, ahora que esta se ha escindido por enésima vez. La crítica señalaba que “se vive muy cómodo en el 12% siendo un partido bisagra del PSOE, siendo fiel a tus principios, sabiendo que vas a ser minoritario". Es una crítica al apoltronamiento, la indolencia, los intereses creados de IU. Pero tiene un elemento muy característico que habla más del crítico que del criticado y se observa en esa indirecta referencia a Max Weber.

Cuando el PSOE ganó las elecciones de 1982 traía en la mochila una promesa de convocar un referéndum para sacar a España de la OTAN. Al llegar al poder, sin embargo, los socialistas empezaron a ver las cosas de otro modo. Gobernar no era discursear en la oposición sino que implicaba tomar decisiones en una sociedad conflictiva, sometida a presiones de todo tipo, tanto internas como externas. En poco tiempo cambiaron de parecer y lo que en un principio iba a ser un referéndum para sacar a España de la OTAN se convirtió en otro para dejarla dentro de ella.

Los socialistas justificaron este giro de 180º echando mano de la famosa distinción de Max Weber en El político y el científico entre la ética de la responsabilidad y la ética de la convicción. La disyuntiva es clara: llegas al poder imbuido de tus convicciones pero, luego, la realidad te obliga a hacerlas a un lado porque se espera que aceptes la responsabilidad que implica gobernar y lo hagas con el más amplio beneplácito posible.

Pero esa observación reza siempre para quienes están en el poder. No se predica de quienes todavía están luchando por llegar a él. Y, sin embargo, es ahora el caso con Podemos, que critica la fidelidad de IU a las convicciones por entender que es un subterfugio para la inacción y, en consecuencia, hemos de entender que él ejerce la ética de la responsabilidad, es decir, las convicciones pasan a segundo plano. Da la impresión, sin embargo, de que el ataque tiene otra finalidad, en concreto, evitar toda fusión entre IU y Podemos a fin de que este no pierda votos de los electores que, siendo de izquierda, no votarían nada relacionado con el comunismo. De ahí el refugio en la ambigüedad y la renuncia a hablar de la organización territorial del Estado, la Iglesia, la República o la oposición izquierda-derecha.

Al margen de si es más o menos justo acusar de pereza y conformismo a quienes ponen por delante sus convicciones a su conveniencia, queda por considerar si la prevalencia de la "responsabilidad" sobre los principios y las convicciones no nos deja en el pragmatismo y el relativismo más absolutos. ¿Quién ha dicho a los de Podemos que la falta completa de principios que no sean ganar conduce a algún sitio distinto de la justificación del poder por sí mismo y de su ciega reproducción también en interés de sí mismo, con olvido de las gentes en cuyo nombre se decía actuar?
 
(*) Catedrático de Ciencia Política en la UNED
 

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