lunes, 28 de enero de 2013

Tallín se convierte en la primera capital europea con transporte público gratuito

TALLÍN.-  La ciudad de Tallín, capital de Estonia, se ha convertido en la primera capital europea en instaurar la gratuidad en los transportes públicos para todos sus habitantes, con el fin de reducir los atascos y la polución. 

Desde el inicio del año, los habitantes de Tallín deben validar una nueva tarjeta verde cuando suben al autobús o el tranvía, pero el trayecto en sí mismo es gratuito. «Es tan nuevo, que me suelo olvidar de hacerlo», comenta Pavel Ilmjarv, de 19 años, mientras coge el autobús nº 5 en el centro de la capital de Estonia. «Antes, tenía una tarjeta mensual y no tenía que validarla cada vez. Pero no me voy a quejar: la gratuidad de los transportes es superpráctica, me encanta», añade.
Solo son gratis los transportes para los 420.000 habitantes de Tallín. Sin una tarjeta magnética personal que atestigua que se reside en la ciudad, se paga dos euros.
«Tuvimos esta idea hace justo un año y hemos constatado que desde las primeras semanas, el número de personas que han utilizado el transporte público ha aumentado, así que hemos decidido aumentar el número de autobuses en servicio», explica el alcalde adjunto de Tallín, Taavi Aas. La mitad de los habitantes de Tallín han utilizado ya el nuevo sistema, según la alcaldía.
Para el Ayuntamiento, la gratuidad tiene un coste: «Este año no nos beneficiaremos de los 12,4 millones de euros provenientes de la venta de billetes de transporte, suma con la que se cubría alrededor del 23% del total de los gastos de transporte público en Tallín», precisa Toomas Pirn, portavoz municipal.
«Parte de esta suma se compensa con el aumento de los impuestos gracias a los nuevos habitantes. El año pasado la población de Tallín aumentó en 3.686 personas y sigue subiendo», dice.
Numerosos habitantes de Tallín que hasta ahora declaraban su chalet de verano como residencia principal se han registrado en Tallín para beneficiarse de la gratuidad de los transportes públicos, aumentando con sus impuestos locales las cuentas municipales.
El objetivo de la operación es luchar contra los atascos y la polución. «Esperamos limitar el número de vehículos en circulación en la ciudad y reducir así la contaminación del aire. Los estudios muestran que son los coches los que más contaminan», asegura Pirn.
Todavía es demasiado pronto para valorar la medida. «Hasta ahora, alrededor de la mitad de los habitantes utilizaban el transporte público. Habrá que esperar un tiempo para evaluar el número de coches que se quedan aparcados debido a la gratuidad de los transportes públicos», señala.
Para una familia de dos adultos y dos niños, la medida debería permitir ahorrar unos 600 euros al año, una cantidad nada desdeñable en un país en el que el salario mensual medio es de 900 euros.
Pero en este pequeño país de 1,3 millones de habitantes, los no residentes protestan. «Estudio en Parnu y para mí los transportes públicos no son gratis. Esta medida es muy injusta para los que no viven en Tallín. En el campo, la gente gana en general menos dinero que en la capital», dice Eve, una estudiante de 26 años. Un billete cuesta 1,60 euros.
El sistema de gratuidad está reservado solo a los residentes, existen controles y los defraudadores pueden ser multados con hasta 60 euros, el equivalente a un subsidio de desempleo. La tasa de paro es del 10% en este antiguo país de la Unión Soviética, convertido en miembro de la Unión Europea en 2004 y de la zona euro en 2011.
Tallín espera obtener el título de Capital verde de Europa, concedido este año por la Comisión europea a Nantes, Francia.
«Esperamos lograr el título en 2018. El hecho de ser la primera capital europea en instaurar la gratuidad de los transportes para todos sus habitantes nos va a ayudar a conseguirlo», señala el alcalde adjunto Taavi Aas.

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