MOSCÚ.- Miles de personas salieron el lunes a las calles de Moscú y San Petersburgo a pedir una "Rusia sin Putin", desafiando el triunfo del primer ministro en unas elecciones presidenciales que según los observadores internacionales fueron injustas.
Putin, que logró casi el 64 por ciento de los votos el domingo, describió su tajante victoria para un tercer período como presidente como un firme mandato para lidiar con las protestas, aunque el Kremlin tuvo algunos gestos conciliadores hacia la oposición, que fueron ignorados.
Pero los líderes opositores dijeron haber reunido a unas 20.000 personas en la plaza Pushkin, de Moscú, donde los disidentes de la era soviética solían realizar sus protestas, pidiendo que se repitan las elecciones y una apertura del sistema político establecido por Putin durante sus 12 años de gobierno.
"Nos han robado", dijo el bloguero anticorrupción Alexei Navalny, una de las figuras opositoras más influyentes, a la multitud. "Nosotros somos el poder", añadió, antes de ser detenido por las autoridades.
La policía antidisturbios se trasladó al lugar para dispersar a varios miles de manifestantes que permanecían en la plaza, empujando a periodistas y diciéndole a la gente que se fuera. Algunos fueron arrestados, en una protesta que según las autoridades reunió a unas 14.000 personas.
Miles de partidarios de Putin realizaron marchas más cerca del Kremlin, entonando canciones, ondeando la bandera rusa y gritando el nombre del actual primer ministro.
La policía detuvo a al menos a 50 personas en una marcha no autorizada en la que participaron unas 3.000 personas en San Petersburgo, según testigos. La policía informó de 50 detenciones en el centro de Moscú.
Antes de las protestas, los observadores electorales de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) dijeron que las elecciones no fueron justas.
"La razón de ser de unas elecciones es que el resultado debería ser desconocido. Este no fue el caso en Rusia", dijo Tonino Picula, uno de los observadores electorales. "Según nuestra evaluación, estas elecciones no fueron justas".
El Departamento de Estado de Estados Unidos pidió una investigación "independiente y creíble" sobre las irregularidades denunciadas.
El ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, dijo que, "cuanto menos", las elecciones no habían sido ejemplares.
Tiny Cox, uno de los más destacados observadores electorales, dijo que se habían notado algunas mejoras respecto a las elecciones parlamentarias del 4 de diciembre, que según los críticos estuvieron plagadas de irregularidades.
"No vimos las violaciones que vimos en diciembre. Vimos muchos menos casos de relleno de urnas electorales", aseguró.
Pero los observadores de la OSCE dijeron que Putin recibió una clara ventaja sobre sus rivales en los medios y que se utilizaron recursos estatales para ayudarle a ampliar su dominio de Rusia durante seis años más.
Pidieron que todas las acusaciones de irregularidades electorales fueran investigadas exhaustivamente.
Aunque las conclusiones de los observadores no tienen relevancia legal, socavan las declaraciones de las autoridades electorales rusas de que no hubo irregularidades graves y confirman las preocupaciones de muchos votantes.
"Yo antes amaba a Putin, como cualquier mujer que ama a un hombre carismático. Pero ahora creo que se está poniendo senil. Nadie puede quedarse en el poder para siempre", dijo Vasilisa Maslova, de 35 años, que trabaja en la industria de la moda, durante un acto de la oposición.
"Al votar ayer, sentí que estaba eligiendo el baño menos sucio en una estación de trenes", explicó.
Los opositores de Putin, temiendo que sofoque reformas políticas y económicas, se han negado a reconocer el resultado, que podría permitir que el ex espía de la KGB gobierne Rusia durante el mismo tiempo que el líder soviético Leonid Brezhnev, acusado de presidir "los años de estancamiento".
Putin, de 59 años, ya ha ejercido como presidente o primer ministro durante 12 años consecutivos, y sólo dejó paso a su aliado, Dmitry Medvedev, en 2008, debido a los límites constitucionales.
"(Putin) está forzando las cosas al límite. Nos está declarando la guerra", dijo el periodista Sergei Parjomenko, uno de los organizadores de las protestas.
En una medida conciliadora, Putin invitó a sus derrotados rivales presidenciales a dialogar, aunque el candidato del Partido Comunista, Gennady Zyuganov, no asistió.
También buscó demostrar que está al tanto de las preocupaciones de los votantes por la corrupción al referirse a esfuerzos por combatir el problema con un colaborador.
Con Putin y la oposición camino de una colisión, el Kremlin emitió un comunicado que podría pretender mitigar las protestas, que comenzaron por un supuesto fraude electoral en las elecciones parlamentarias del 4 de diciembre.
Medvedev, que se quedará en el cargo hasta principios de mayo, pidió al fiscal general que estudie la legalidad de 32 casos penales, incluyendo el encarcelamiento del ex magnate petrolero Mijail Jodorkovsky.
Jodorkovsky, que dirigía la que era la mayor compañía petrolera de Rusia, Yukos, y llegó a ser el hombre más rico del país, fue arrestado en el 2003 y encarcelado por evasión fiscal y acusaciones de fraude, tras mostrar ambiciones políticas y enemistarse con Putin.
El Kremlin dijo que Medvedev también le había dicho al ministro de Justicia que explicara por qué Rusia se había negado a registrar a un grupo de la oposición liberal, PARNAS, que ha sido excluido de las elecciones.
La orden siguió a una reunión el mes pasado en la que líderes de la oposición entregaron a Medvedev una lista de personas que consideran presos políticos y exigieron reformas políticas.
Las iniciativas de Medvedev "sólo tienen un objetivo: rebajar de alguna forma el grado de consternación y protesta que sigue aumentando en la sociedad", dijo el líder comunista Zyuganov, citado por la agencia de noticias Interfax.
La medida podría ser una táctica dilatoria destinada a calmar a los organizadores de las mayores protestas del Gobierno de Putin, o podría ser un gesto de despedida de un hombre que pretende dejar su marca como el más liberal del "tándem" que forma con Putin.
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